“Una mañana Froilán, el rey llorón, se despertó aterrado porque había soñado con los otros”. Así el miedo a los otros se transmite de generación en generación, tanto que, con excusas, se va construyendo una muralla: la reina Amadís se asusta al ver que otros le rezan a un dios diferente; más tarde, la princesa Nieves se atemoriza cuando ve niños con la piel oscura; o el rey Ubaldo se entera de que otros piensan en forma distinta. Sin embargo, la princesa Miraviglia atraviesa las murallas y revierte la historia cuando le presenta al rey Froilán a una princesa pobre de otro pueblo e, inesperadamente, él encuentra el amor.
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